Se despertó tirado en la cama solo con los pantalones
puestos y un dolor de cabeza. Tras intentar recordar en vano que había pasado
antes de caer inconsciente en su cama, se levanto y se quedo sentado en el
borde de la misma durante un rato. Todo daba vueltas en la habitación, excepto
una cosa, el reloj de pared que había junto a la ventana. Tras sacar fuerzas de
donde pudo, se levanto para mirar la hora.
-Nunca cambias.-
El reloj estaba parado en la misma hora que estaba siempre que lo miraba, una
manecilla en el 13 y otra dando golpecitos en el cristal en vez de moverse.
Miro por la ventana y observo como la lluvia resbalaba por el cristal, dejando
una borrosa imagen de la noche en la ciudad. Llevaba sin parar de llover desde
hace días y no parecía que aquello fuera a cambiar en un futuro cercano. Tras
contemplar como las luces se iban apagando en los edificios cercanos se dirigió
hacia el baño y se miro en el espejo.